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Es costumbre hacer una visita al templo durante estos días para realizar ofrendas de mochi, (arroz cocido machacado), dulces, frutas, etcétera, a la imagen principal del Buda así como a nuestros antepasados familiares.
Por otro lado, es costumbre visitar la tumba familiar durante el Higan, para mostrar nuestro agradecimiento a nuestros antepasados. Es especialmente recomendable para aquellas personas que viven lejos de la tumba familiar el visitar el templo y la tumba durante el Higan. Una buena manera de aprender de la calidez mostrada durante el Higan, es regalar ohagi o botamochi a vecinos y familiares.
Una visita a la tumba familiar comienza limpiando la lápida y de la sepultura. Es especialmente importante restregar bien en los lugares que se ensucian con facilidad, como los canales de agua y los jarros de flores. Los mausoleos budistas (butto) de madera más antiguos deben quitarse de forma cuidadosa y desechados de acuerdo a las instrucciones del templo. Una vez que se ha limpiado la tumba, se realiza un ofrecimiento de agua fresca, incienso y alguna de las exquisiteces favoritas de nuestros antepasados fallecidos. Entonces se le pide al sacerdote del templo que recite un sutra en la tumba y en ese momento unimos nuestras manos en una oración sentida.
Después de la visita al lugar de la tumba, es correcto quitar las ofrendas de comida. A nadie le gusta ver ofrendas estropeadas, además de que son antihigiénicas. También es bueno limpiar la tumba especial para sepulcros que ya no son atendidos por ningún familiar y realizar ofrendas de incienso y flores. En Japón, se cree que con ello se expresa la belleza de nuestro corazón y de nuestra mente.